viernes, 27 de junio de 2008

100 años de Salvador


"El hombre de los países industriales ha llegado a la luna dominando la naturaleza. ¿Es justo que el hombre ponga un pie sobre la luna? O no sería más justo que los grandes países pongan los pies sobre la tierra y se den cuenta que hay millones de personas que no tienen trabajo y que sufren de hambre?"
-Salvador Allende

miércoles, 25 de junio de 2008

¡Yo quiero una!

Elogio a la computadora de Raúl Reyes.
Yo quiero una computadora como la de Raúl Reyes, dirigente guerrillero de las FARC muerto por el ejército colombiano en Marzo, en la selva ecuatoriana.

Sí, imagínese, se conecta a Internet en un campamento guerrillero clandestino en medio de la selva, sin cable Módem, sin WIFI, sin teléfono....sin nada!

A mí en cambio en medio San José (Capital de Costa Rica), con cable módem y WIFI, la conexión me falla. La de Raúl Reyes a lo mejor se conectaba con los árboles o tenía una súper batería construida clandestinamente por IBM para él. En todo caso yo necesito una de esas, para poder conectarme en Punta Uva, donde ni siquiera la televisión nacional entra.

Además, la computadora FARC aguantó durante más de seis años la lluvia torrencial, que suele caer en estos lugares; el lodo, la humedad, el calor y los hongos de la selva ecuatoriana, y nunca se le metieron esas molestas hormigas tropicales, que a mí en Escazú ya me jodieron dos.

No, en serio; es la computadora más vergona del mundo. ¡Y fue hecha antes del 2002!....que les parece?....claro, ahora como todo es chino, nada dura. Pero esa fue hecha quien sabe donde. Porque los militares colombianos cuando atacaban no dejan piedra sobre piedra.

Entonces, si el ejército atacó por aire, esa computadora aguanto la destrucción total que produce una de esas bombas (que no fue solo una) en un radio efectivo de 40 metros y la desintegración que provoca su honda expansiva. Y si los colombianos atacaron también por tierra, fue con ametralladoras con una presición ¡súper chingona!...por que le pegaron a todo, incluyendo a Don Raulito Reyes, menos la Computadora. ¡GUAU!!...

Debe estar hecha de material de la NASA. Ruego a los fabricantes que las pongan en el mercado YA. La mía, que es mucho más nueva, se da un golpecito contra la mesa y se me jode por un buen rato. Una vez le cayó encima, no árboles, no esquirlas o balas, sino un mísero poco de café con leche y pasó 2 semanas en el taller.

¡Y eso sin mencionar la capacidad del disco duro de esta "súper-compu." Quizás tenia un millón de giga bites, para guardar todos los correos electrónicos desde el 2002. Yo no sabia como antes de esa fecha se fabricaban laptops con esa potencia. ¡Y que respetuosa! Guardaba correos desde hace seis años o mas, y nunca le dio a Raulito la idea de borrar de vez en cuando algún correo que ya hubiese leído. Definitivamente esta computadores es la "NANA" de la tecnología portátil....Yo quiero unaaa!!...

Lo único que no me suena es lo de los nombres de los ticos, que aparecieron en la PC , porque yo suponía que todo guerrillero no llama a sus "colaboradores" por su nombre, sino a través de un seudónimo. Osea que "Raulito" de clandestinidad y de guerrilla no sabia nada.

Publicado en Rebelión por JOSÉ HERIBERTO MONROY AGUILAR

miércoles, 18 de junio de 2008

El Che y la recreación del marxismo


Atilio A. Boron
Pagina / 12, 16 junio 2008

Una de las mejores maneras de conmemorar el octogésimo aniversario del nacimiento del Che es recuperar una de sus facetas menos conocidas o, tal vez, la más olvidada: su papel como recreador del pensamiento marxista en clave latinoamericana. Desconocimiento u olvido explicable por la celebridad adquirida como “el guerrillero heroico”, valiente como el que más y a la vez noble y generoso como pocos con sus vencidos. Un hombre cuya absoluta coherencia entre ideas, valores y conductas lo convierte en un paradigma insuperable, especialmente en épocas como éstas, en las que la traición a los viejos ideales –o la desconexión entre lo que se piensa o dice y lo que se hace– ha adquirido proporciones escandalosas.

Como bien lo recordaba días pasados Miguel Barnet, este extraño guerrillero cargaba en su mochila la poesía de León Felipe y Pablo Neruda. En sus campamentos en la selva boliviana tenía más de un centenar de libros, muchos de los cuales eran verdaderas joyas del pensamiento social universal. No fue casual su capacidad para recibir críticamente algunas de las categorías del marxismo y para someter a implacable crítica la grotesca deformación que éste había sufrido a manos de la Academia de Ciencias de la URSS y sus insoportables manuales de “marxismo-leninismo”. Hay un paralelo entre Gramsci y el Che: ambos repudiaron las codificaciones “escolásticas” del marxismo. El primero, burlándose en su breve escrito a propósito de la Revolución Rusa, “La revolución contra El Capital”, de la interpretación canónica de El Capital del principal teórico de la Segunda Internacional: Karl Kautsky. El Che, haciendo lo propio con los “ladrillos soviéticos” que también decretaban la imposibilidad de la revolución en los países atrasados.

Tanto uno como el otro libraron una exitosa batalla contra el “economicismo” décadas antes de que algunos intelectuales, arrepentidos de sus pecados juveniles, renacieran como infecundos posmarxistas y “descubrieran” el determinismo economicista que, según ellos, condenaba irremisiblemente la teoría marxista al cementerio de las ideas. Carentes del talento y la audacia intelectual que les sobraban a Gramsci y el Che, se rindieron ante las caricaturas y en lugar de repensar creativamente al marxismo optaron por adherir a la ideología dominante de su tiempo.

Heredero de una noble tradición, de la cual José Carlos Mariátegui fue el gran precursor, el Che concebía al marxismo en sintonía con la Tesis Oncena de Marx: en vez de interpretar el mundo, de lo que se trata es de cambiarlo. Como Lenin, creía que “el marxismo no era un dogma sino una guía para la acción”. Por eso, si la teoría se daba de bruces con la realidad aquélla debía ser meticulosamente revisada. Si el eurocentrismo del marxismo originario no le hacía lugar a la revolución socialista en la periferia había que depurarlo de esos condicionamientos y, sin tirar al niño junto con el agua sucia de la bañera, recrear la teoría para dar cuenta del inédito desafío. Y si los “manuales” postulaban una visión etapista y mecanicista según la cual no podía haber revolución socialista sin que antes hubiera una revolución democrático-burguesa liderada por la burguesía nacional, lo que había que hacer era arrojar esos textos por la borda y repensar todo de nuevo. En esta operación el Che demostró, al igual que los grandes clásicos del pensamiento marxista, que la teoría no es un edificio acabado sino un emprendimiento en permanente revisión y reconstrucción, y que el abandono de ciertas proposiciones (y sus correlatos político-prácticos) y su reemplazo por otras puede hacerse sin necesariamente menoscabar el argumento central del marxismo, que revela el carácter insanablemente injusto, explotador y predatorio del capitalismo. Demostró también que el proyecto socialista trasciende el marco económico o el productivismo: que de lo que se trata es de crear un hombre y una mujer nuevos, una nueva cultura, una democracia participativa integral, un internacionalismo concreto y eficaz, basado en la solidaridad y el altruismo. Todo esto requiere de un sustento material, pero si esa apoyatura no sirve de fundamento para lo otro el proyecto socialista estará desahuciado antes de nacer.

El legado teórico del Che es inmenso y la tarea de recuperarlo recién ha empezado. Sus pesimistas apreciaciones sobre la escena internacional de su tiempo, dominada por la “coexistencia pacífica” proclamada por la URSS, fueron proféticas; su visión de que no se puede construir el socialismo “con la ayuda de las armas melladas que nos legara el capitalismo” es irrebatible a la luz de la experiencia reciente; sus análisis sobre la naturaleza incorregible y brutal del imperialismo se corroboran día a día, desde los “bombardeos humanitarios” de Bill Clinton hasta las torturas a niños y niñas iraquíes de 10 a 12 años definidos por Bush y su pandilla como “amenazas imperativas”, tal como lo expusiera Juan Gelman en este diario el pasado 12 de junio; igualmente preciso es su diagnóstico sobre la centralidad de la ideología cuando dice que “el capitalismo recurre a la fuerza pero además educa a la gente en el sistema” y lo viene haciendo desde hace quinientos años, con lo cual nos convoca a librar la “batalla de ideas” en todos los frentes. Y así podríamos seguir enumerando hitos de una reflexión teórica que no se detiene ante el saber establecido y prosigue incansable su marcha hacia horizontes de comprensión cada vez más profundos y abarcativos. Cuatro décadas después de su cobarde asesinato, el Che está más vivo que nunca.

Dr. Atilio A. Boron es director del Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales

lunes, 9 de junio de 2008

Las declaraciones de Chávez y el camino de Bolívar


"A estas alturas está fuera de orden un movimiento guerrillero armado…” Estas son parte de las recientes declaraciones del presidente venezolano, Hugo Chávez, dirigiéndose a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Ejercito del Pueblo (FARC-EP).

Considero estas declaraciones, bastante desafortunadas, una muestra más de las miserias de la diplomacia, tantas veces vista en todos los tiempos. Es increíble percatarse como el presidente Chávez y sus asesores, no pueden comprender lo dañinas que son estás palabras, pues los intereses de Estado, jamás pueden estar por encima de la lucha histórica de un pueblo valiente y tenaz.


Los métodos de lucha no se pueden calcar, las conquistas obtenidas por Venezuela, Bolivia o Ecuador, no pueden ser ofrecidas como recetas a otros pueblos, craso error aceptar esa teoría. Incluso, cada uno de esos tres países, ha llegado a su situación actual, por circunstancias socio-históricas totalmente distintas.


¿Ofrecerle a las FARC-EP una paz estilo centroamericano? Eso equivale a entregarle el poder total a la burguesía, eso es rendirse, darle el monopolio del poder a la derecha, que tan bien ostentan contra nuestros pueblos.


Considerar la lucha armada contra un gobierne títere del imperialismo, como una provocación contra el propio imperialismo, es un argumento bastante ingenuo. Entonces, asumiendo esto cierto, abandonemos todas las formas de lucha que no sean la electoral, nada de movilizaciones y resistencia popular frente a la opresión capitalista, porque todo esto es etiquetado de “terrorista” por el sistema. Ya lo dijo el propio Uribe –uno de los principales beneficiados de estas declaraciones de Chávez- hace unos días, en relación a las manifestaciones estudiantiles en Colombia: "Eso es puro terrorismo, eso no se puede aceptar en el país. La Policía puede entrar por orden directa del Presidente a cualquier recinto universitario donde haya violencia" A confesión de parte, relevo de prueba.


Cada uno de nuestros pueblos debe construir su futuro, con sus propios instrumentos de lucha, sin excluir ninguno de su análisis: lucha armada, insurreccional, movilización popular o electoral. Cada una de estas herramientas debe obedecer a las circunstancias históricas que vive cada uno de nuestros pueblos, no se pueden calcar realidades desde supuestas metrópolis ideológicas, eso sólo conduce a errores.


Queremos paz, pero paz con justicia social, no sólo con urnas, engaños y exclusiones, contra esas injusticias camino la espada de Bolívar, el fúsil de Martí y el Che. Mientras no haya justicia para los pueblos, no terminará la resistencia.


Luis Calvo Rodríguez

domingo, 1 de junio de 2008

El Cambio social desde Adentro

Cuando hablamos de cambio social, nos referimos a la alteración, transformación o variación de las condiciones políticas, económicas y culturales, de un determinado segmento social. Esta variación del status quo, puede implicar cambios de tipo retrogrado (profundización del sistema dominante) o de tipo progresista (superación del sistema dominante).

Partiendo de estas ideas, el cambio social progresista, esta políticamente ubicado en la izquierda y toda práctica política de izquierda que se considere consecuente, lleva inherente una ruptura con el capitalismo.


Los métodos para lograr el cambio social progresista, deben tomar en cuanta ciertos elementos. Primero, partimos del hecho concreto, cierto e innegable, de que vivimos en una sociedad de clases, sociedad dividida entre ricos y pobres, entre los que son dueños de los medios de producción y los que sobreviven con la venta de su fuerza de trabajo.


Este control de las riquezas por una minoría frente a la marginación económica de las mayorías, es un primer elemento que sostiene el status quo.


Segundo, el Estado no es un aparato neutral, el Estado históricamente ha representado un instrumento de defensa de los intereses de la clase económicamente dominante. Las leyes, la educación, las fuerzas armadas o policiales y demás instrumentos oficiales, velan por la conservación y reproducción del sistema social dominante.


Y tercero, pero no menos importante, el control que ejercen las clases dominantes sobre los medios de comunicación social, nervio motor de control ideológico, utilizado para hacer creer al pueblo que vive en el mejor de los mundos posibles y para satanizar a sus enemigos.


Enfrentar el reto del cambio social progresista, conlleva el enfrentamiento a esta enorme estructura social, al servicio de la defensa de las clases dominantes y su sistema de privilegios. Es por ello, que las transformaciones sociales no las hacen los individuos, ni las grandes personalidades, las transformaciones sociales las hacen los pueblos.


Por más ideas y fortalezas que demuestre un individuo, sólo no podrá enfrentar y menos transformar las estructuras que sostienen y reproducen el sistema dominante. En una sociedad dividida en clases como la nuestra, el cambio social pasa por el trabajo colectivo y la organización de los marginados y empobrecidos por el sistema, enfrentando la explotación, no colaborando con ella, buscando superar el status quo y no incorporándose al el, para supuestamente, “derrotarlo desde dentro”, táctica que finalmente termina en una vulgar absorción.


En las condiciones actuales de nuestro país, con un Estado defensor a ultranza del capitalismo, con unos partidos politiqueros que se hacen eco unánime de la demagogia electoralista, con unas leyes electorales hechas a la medida del marketing, plantearse el método de los cambios desde adentro, no es más que hacerle el juego al sistema dominante, explotador, opresor e injusto en el que vivimos.


Pueden considerarse planteamientos de derecha con cuero de izquierda, el reformismo burgués o el populismo demagógico, que no son más que posiciones oportunistas, que ofrecen una salida de escape, que liberan presión de las periódicas crisis del capitalismo.


Los defensores de estos postulados, como los teóricos del cambio desde adentro, niegan el carácter preponderante de la economía sobre el resto de las relaciones sociales, buscan la fiebre en la manta, encontrando curas milagrosas en medidas decorativas, que no van a la raíz de los problemas sociales.


El Cambio social progresista, no esta en las instituciones e instrumentos de la burguesía, sino en la construcción del poder popular, con un profundo sentido clasista. Creer lo contrario, es caer en la ingenua esperanza, que los instrumentos de defensa de los privilegios y las exclusiones, será el mismo que dará libertad, felicidad y justicia a los pueblos que oprime.


Luis Calvo Rodríguez

Publicado en "La Prensa", Panamá.