El veinte de diciembre, hace veintitrés años, veinticuatro mil entusiastas criminales invadieron las entrañas de nuestra tierra, el terror pobló cielo y suelo, el sismógrafo denunció el eco de las bombas hasta el ahogo de su aguja frenética, la comunidad internacional se quejo oficiosamente y luego bostezó.
Los cadáveres se fueron acumulando rápidamente, en vísperas de aquella navidad… tirados al borde del camino, amontonados en la fosa común, manos atadas, tiro en la nuca, carbonizados… y cuando la sangre de nuestros muertos aún estaba tibia, nos hicieron sonreír desde su bandera que escupía nuestra reducción a sombra y colonia, nos hicieron dar gracias a quienes alimentaron a los verdugos, a quienes patearon nuestras sienes y asesinaron a nuestro hermano.
Pintaron el día de olvido y resignación, sentenciaron una historia donde somos culpables de la agresión sufrida. Tercos, para nosotros es un día repleto de memoria.
-Luis Calvo Rodríguez, 19/12/2012
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