Pasaron millones de cosas en el dos mil siete, algunas de las que más recuerdo son: la no renovación de RCTV, la grosería fascista de un monarca, los Referéndum en Costa Rica y Venezuela, que aunque ambos significaron derrotas populares y se definieron por márgenes insignificantes, en ambos temas no se ha dicho la última palabra.
En Panamá, la oligarquía y el amarillismo sindical, asesinaron a Osvaldo Lorenzo y Luiyi Argüellles, elevados a mártires del movimiento obrero y popular; la corrupción y la impunidad siguieron rampantes; la publicidad estatal maquilla la miseria de los marginados; el pueblo es rehén de la libre oferta y demanda.
Uno de los retos principales de los que luchamos por una patria diferente, justa, libre y solidaria, es seguir en el lento y difícil trabajo de construcción del poder popular, condición básica para que nuestro pueblo sea el actor principal en la edificación de su porvenir. Construir un sistema, que de la mayor suma de felicidad posible a todos y esa condición pasa por educación liberadora, salud de calidad igual para todos y la superación del sistema capitalista, que es la base generadora del individualismo y el atontamiento que carcome a nuestra sociedad.
Por otra parte, en el plano personal, esta celebración permite la ilusión de borrar y empezar nuevamente, nuestros propósitos y nuestras vidas, un éxodo que nos aleje temporalmente de los problemas. En fin, un año esta por terminar, empieza una nueva etapa.
-Luis Calvo Rodríguez
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