Análisis

Uno de los mejores analistas políticos del país, decía en su último comentario previo a las elecciones, que una enseñanza de este torneo electoral para los candidatos, debe ser que comprendan que las formas de transmitir el mensaje han cambiado, que ya no es útil el contacto directo con la gente, sino que la elección se gana o se pierde fundamentalmente en los medios de comunicación comercial y especialmente en la televisión.

Decía además, que se requiere transmitir a través de las imágenes, que el “buen” discurso es obsoleto dado que los medios audiovisuales son los mayores formadores de criterio. Por último sentenciaba que aquel candidato que en el futuro no comprendiese esta lección, esta irremediablemente condenado a la derrota.

De este análisis creo se desprenden otras lecciones:

1. El sistema electoral panameño esta hecho para beneficiar a los ricos y sus partidos, como dijese uno de los principales publicistas del país, nadie en Panamá puede pensar en ser Presidente de la República, sino tiene un presupuesto mínimo de diez millones de dólares.
2. Quienes dictan al electorado que pensar, que candidato preferir, que tendencias o ideologías condenar, son los dueños de las empresas de comunicación. Los medios son el nuevo opio del pueblo.
3. Las transformaciones urgentes que necesitamos para tener una patria para todos, son imposibles de conseguir, en los marcos de participación impuestos por la democracia burguesa. Es necesario que pasemos por turbulentos períodos de agitación social, para que el pueblo tenga una concepción más clara del sistema que sigilosa y contundentemente lo oprime.

La poderosa publicidad electoral logró convertir a un estúpido borracho, en el presidente de la mayor potencia imperial del planeta; en Panamá logrará hacer de un empresario fastisoide, en líder de un cambio de rostro o hará una apóloga de la tiranía militar, millonaria y partidaria del capitalismo salvaje, en una representante “populista.”

Tomar como concluyentes las aportaciones de nuestro amigo analista, sería sumergirnos en la mayor resignación, creer que estamos condenados por los siglos de los siglos a sufrir este circo, este chiste demagógico.

-LCR